lunes, 11 de enero de 2010
Para evitar la deseperanza
Este cuadro lo inicié cuando internaron a mi hijo Rodrigo en un hospital psiquiátrico. Me era imposible concentrarme en el taller y por eso decidí pintar de tal forma que sólo tuviera que concentrarme en algo muy mecánico, de tal manera que trabajé cada cilindro de color en una sesión diferente. De esta forma no tenía que pensar sino sólo repetir la acción, pintar se volvió un ritual.
Para evitar la desesperanza
2002
Óleo y temple sobre tela
130 x 180 cm.
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